En
otra vuelta de tuerca más a los procedimientos artísticos a la
manera de Picasso, se van a realizar tiradas de las planchas de
linóleo no ya sobre el soporte papel sino sobre arcilla. Entre la
plancha original y la edición cerámica se realiza un molde de yeso
para la tirada, un negativo, por lo que el producto final, al
contrario que la estampa sobre papel, reproducirá fielmente la
matriz, sin inversiones, y como homenaje indiscutible al proceso de
grabado se recubrirá su superficie con un engobe negro semejante al
efecto del entintado original.
Se
pueden distinguir dos fases. En 1964 se van a editar siete planchas,
matrices realizadas en 1962 editadas en papel por la Galería Louise
Leiris en 1963 y que en esta ocasión son contramoldeadas en arcilla
roja con la superficie cubierta de engobe negro (algunas serán
tiradas en arcilla blanca); en 1968 continúa esta práctica, pasando
a la arcilla tres matrices: una plancha realizada en 1966 y otras dos
de 1968, todas con tirada además sobre papel.
La
novedad se producirá en 1969, cuando el artista grabará sobre unas planchas de linóleo las cuales nunca tendrán tiradas sobre papel,
especialmente pensadas para ser seriadas en cerámica, y la mayoría
de ellas, además de ser pasadas a la arcilla roja con el engobe
negro, también serán editadas en series variadas con engobes y
óxidos de colores bajo una cubierta parcial y con una pátina.
Podemos encontrarnos con diecinueve trabajos con tres ediciones
diferentes en la mayoría de los casos (uno presenta cuatro
variaciones). Mosqueteros, rostros barbados, animales, soles, juegos
con la geometría del marco se nos ofrecen en formato cuadrado (con
la salvedad del rectangular Pequeño
Sol),
luciendo una gran simplicidad en la tirada de arcilla roja y engobe
negro y unas libérrimas pinceladas en las versiones cromáticas.
Picasso, a sus ochenta y ocho años, continúa siendo Picasso.
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